Antes de comenzar a desarrollar la temática propiamente
dicha de esta entrada, quería realizar una breve explicación de porqué deje de
escribir en este blog durante tanto tiempo.
Cuando comencé este proyecto, allá por el año 2013, tenía la
necesidad, el impulso, de volcar todo aquello que había aprendido en mis años
en la brujería, en un blog al que
pudiera tener acceso cualquier alma curiosa que anduviera pululando por la red
en busca de información. Lo hice por diversas razones. En principio, y tal vez
de una forma ciertamente egoísta, necesitaba de un espacio donde pudiera volcar
mis ideas, mis prácticas, mis pensamientos, como manera de poder sacarlos de mi
mente y poder verlos reflejados en otro lugar. Una manera si se quiere de poder
analizarlos de una manera más objetiva, para contrastarlos y poder crecer
interiormente. Además, desde muy chico me gusta escribir y siento cada tanto la
necesidad de hacerlo y el blog ayudaba a satisfacer esta necesidad mía.
Asimismo, la gigantesca información que hay sobre las ciencias ocultas, alguna
muy buena y otra francamente falaz, hacían que quisiera aportar algo a todos
los buscadores del conocimiento que hay por ahí, que desde mi humilde lugar, y
con mis limitaciones ayudar a acercar el conocimiento sobre la magia y la
brujería a todas las personas que lleven latente en su sangre el llamado del
Señor Astado y la Diosa Luna.
En base a estas premisas es que en el año 2013 decidí
arrancar el blog. Sin embargo, durante este último tiempo, las vicisitudes de
la vida contemporánea, una vida que incluye una carrera universitaria, un
trabajo bastante movidito, una militancia en el área social y de derechos
humanos, y también una familia y amigos que requieren de mi tiempo, por no
contar también con mi propia espiritualidad personal, esa que surge del
interior del alma, esa que nos llama en las noches de luna llena para danzar
junto a la Reina y al Maestro, todo eso hizo que dejara el blog (y a su
respectiva página de Facebook) bastante descuidado.
A pesar de ello, he decidido retomar con el mismo, dado que
creo que es una excelente manera de compartir información, pensamientos y
principalmente experiencias con el resto de los niños ocultos que existen por
la red. Creo que debemos aprovechar esta hermosa red de Aracne que es el
internet para interconectarnos.
Y justamente en este nuevo comienzo es que he decidido consagrárselo
a Jano, el dios romano de los principios y los finales. El dios al que se le
consagraban todos los cambios de época, el señor de las puertas y los umbrales.
Tal vez mi herencia italiana, tenga algo que ver con mi cercanía con este dios,
por el que he sentido curiosidad desde que lo escuche mencionar en un capítulo
de la serie Buffy, la Cazavampiros.
La leyenda de Janus nos remite a dos orígenes diferentes para esta deidad. Los
poetas romanos como Ovidio lo señalan como una de las deidades primordiales que
surgió del Caos, y sus dos rostros vendrían a representar la dualidad presente
en este desorden primitivo. De la unidad original, a la dualidad
complementaria. También, el origen de Jano dentro de la antigua mitología
romana, lo plantean como un ser humano que fue posteriormente divinizado. En
esta versión, Jano seria el rey de Lacio, hijo de la bella Creusa y del dios
Apolo, quien habría acogido en su país
al dios Saturno que había sido destronado por su hijo Júpiter (Zeus) y que lo
había reducido a la condición de simple mortal. Además de la hospitalidad, Jano
atribuyó a Saturno las tierras del Capitolio romano.
Para recompensarlo, el dios del tiempo le concedió la
capacidad de conocer el pasado y el futuro, don simbolizado también por los dos
rostros que miran hacia lados opuestos. Sin embargo, para el historiador griego
Plutarco, las dos caras de Jano, simbolizarían que tras la intervención de
Saturno, su reinado pasó de ser caótico a ser civilizado.
En Roma, el dios Jano (Janus) era el dios de la astronomía,
la arquitectura y quien presidía los puentes y las puertas.
El también habría inventado el uso de los barcos para los
largos viajes y no solamente para la pesca costera.
La leyenda dice que fue Saturno el que dio a Jano esta idea
cuando llegó al Lacio por el mar. En tanto que primer rey mítico de Roma, los
romanos le atribuían de una u otra manera todos los principios de la
civilización desde la creación de leyes para la organización social, el
comienzo de la cultura de la tierra hasta la invención de la moneda para
facilitar los intercambios comerciales. Se han encontrado viejas monedas
romanas en las cuales Jano está representado en una de faz de la moneda y un
barco en la otra.
La legenda de Jano presenta múltiples variantes y a menudo
se lo encuentra asociado con otros personajes.
Con la ninfa Camese habría engendrado varios hijos entre los
cuales el dios Tiberino. Jano habría edificado una ciudad sobre la colina
Janículo (Gianicolo) en la cual los etruscos habrían entrado en el mundo
civilizado.
Igualmente se le atribuye el milagro de hacer surgir una
fuente de agua caliente en el momento que los asaltantes (los sabinos) atacaban
Roma. Estos se habrían dispensado espantados ante tal prodigio. Este acto de
protección de la ciudad es la razón por la cual la puerta del templo de Jano
siempre estaba abierta en tiempos de guerra y solamente se cerraba en tiempos
de paz. Se pensaba que Jano podría de esta manera socorrer más fácilmente a los
habitantes que si las puertas estuvieran cerradas.
Jano tiene una especial relación con el paso del tiempo, con
la idea de que todo lo que comienza debe terminar, por eso también está ligado
al eterno ciclo de Vida, Muerte y Renacimiento. En la Antigua Roma, su templo tenía
doce altares, lo que lo relacionaba con el paso del año grecorromano, y puntualmente
con los equinoccios, momento donde el día y la noche son iguales.
Su festividad es el 9 de Enero, aunque todo el mes le está
consagrado. Sus colores son el blanco y el negro. Se lo conjura al principio
del año, y cada vez que se quiera comenzar algo, así como para asuntos
relacionados con dinero, leyes, cosechas, agricultura. Se le ofrenda incienso y
vino puro.
Oración a Jano
"Alfa y Omega, ¡OH, gran
Dios!,
Tú lo diriges todo por encima.
Tú lo soportas todo por debajo.
Tú lo llenas todo desde dentro.
Tú tienes sitio sin ser tenido.
Tú cambias los tiempos sin ser
cambiado.
Tú fijas lo que va errante sin ser
fijado.
Tú lo has terminado todo a la vez.
Sobre el modelo de tu espíritu sublime"