sábado, 15 de junio de 2013

Lamassu

Así se denomina a un tipo de genio protector de la mitologia sumeria, representado con cuerpo de hombre por encima de la cintura, y de toro por debajo pero también tiene los cuernos y las orejas de un toro y con frecuencia con alas. Los toros, en Mesopotamia, se asocian sobre todo a las corrientes de agua que llevan a la fertilidad, al poder, al estar sobre la tierra, como se aprecia en sus recias pezuñas. Por otra parte la cabeza humana les dota de inteligencia y tiene larga barba historiada, lo que les liga a las divinidades. La cara esculpida representaba al rey que gobernaba en el momento de levantarse la escultura. Además lleva una tiara con cuernos (también ligada a la divinidad), cabellera espesa y cinturón (que representa el poder). Por el bajo vientre asoman escamas de pez y las alas de águila suponen relación con el sol (al igual que los antiguos egipcios, inspirado por la divinidad solar). Son seres que recrean el equilibrio entre el cielo, la tierra y el agua, y permiten intermediar entre los hombres y las divinidades. Como espíritus del hogar protegían al pueblo común. Más tarde, durante el período babilónico se convirtieron en protectores de los reyes y se colocaban en las entradas de ciudades o palacios.


Para proteger las casas, se los debia tallar en arcilla y luego enterrar bajo el umbral del hogar o colocar uno en cada uno de los cuatro puntos cardinales del hogar.
Por lo general, su instauración se atribuye a los antiguos asirios. Los Lamasus se situaban en la entrada a la ciudad, por lo que todo el que entra los ve. Si se mira de frente, parece que está quieto y si se mira lateralmente, parece caminar. Si se mira oblicuamente, aparece representado como si tuviese cinco patas. Y son muy altos, por ejemplo, en Dur Sharrukin llegan a medir 4,20m. Se hace a propósito para hacer que parezcan poderosos. En este caso el Lamassu está siendo utilizada como un símbolo de poder, por lo que se dice que espanta a todo tipo de espiritus malignos y malhechores. Asimismo, también existen leyendas que indican que matan a todo el que se acerca a no ser que sea un hombre de corazon puro.
Nota: no se los debe confundir con Labartu, demonio femenino que se alimentaba de niños lactantes.


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